(...) All the other children at my school are stupid. Except I'm not meant to call them stupid, even though this is what they are. I'm meant to say that they have learning difficulties because learning to speak french or understanding Relativity is difficult, and also everyone has special needs, like father who has to carry a little packet of artificial sweetening with him to put in his cofee to stop him get fat, or Mrs Peters who wears a beige-coloured hearing aid, or Siobhan who has glasses so thik that they give you a headhache if you borrow them, and none of these people are Special Needs, even if they have special needs. (...)Hace tiempo leí algo sobre el
síndrome de Asperger. Se trata un caso relacionado con el autismo, y sucede que la persona que lo padece es incapaz de reconocer o expresar emociones. Suena duro, ¿no?. Yo juraría que lo es.
Imaginad que vuestra mente funciona a velocidad vertiginosa, que no podéis entender a la gente y que la gente no puede entenderos (pocos hacen si quiera el esfuerzo de intentarlo), que os repele el contacto físico con otras personas, que necesitáis tener las cosas extraordinariamente controladas para no sumiros en un contínuo ataque de pánico. Este es el personaje de Cristopher Boone, el protagonista.
Este libro intenta reflejar la realidad de un chico de 15 años con el síndrome de Asperger, su visión del mundo y de la vida cotidiana, la forma en cómo ve y cómo siente, el miedo, la incredulidad, el vértigo, la impotencia... tanto la suya como la de quienes la rodean. Es un curso acelerado de empatía, de comprensión y de respeto.
La historia que se narra queda entretejida con cosas que el protagonista explica porque van rondando por su cabeza, lo que ayuda a entender por qué el doctor Asperger les bautizó como "pequeños maestros".
Sí, me lo he leído en inglés, y si tenéis un mínimo conocimiento del idioma, os recomiendo que hagáis lo mismo. Creo que el lenguaje empleado es sencillo y claro, y refuerza la visión de conjunto de una capacidad de razonamiento privilegiada en la mente de un niño.
Es una historia frágil y bella, a la vez que dura. Tan complejo como los límites de la mente humana. Tan real como la vida misma.